Por Rosana Mazur, Violeta Osorio, Marcia Cortese Por prejuicios, desconocimiento y miedo, el Parto Planificado en Domicilio (PPD) es siempre cuestionado. Se lo toma como un “fenómeno” en respuesta a una realidad institucional y no como modelo de atención integral , una opción completa en sí misma. Sistemáticamente se lo considera desde una única óptica: en función de la realidad institucional. Se toma como referencia universal el parto institucional y desde ese espectro se mira y evalúa el parto planificado en domicilio. Esto conlleva un doble estándar en cualquier apreciación: todo lo que suceda dentro de una institución se asume “inevitable” y es el lugar adecuado y único donde la vida es resguardada; en cambio, al PPD se le exige riesgo cero o 100% de garantía. Es un mandato sociocultural preestablecido. También de ello se desprende la falsa idea de que la única razón por la que existe el PPD es para evitar una realidad institucional hostil e intervencionista, siendo esto ...